HISTÒRIA D’UN GOS A MÈXIC

HISTÒRIA D’UN GOS A MÈXIC.

Només és un animal, un ésser irracional, un ésser que podem fer desaparèixer perquè nosaltres som superiors, som els amos, som aquells que fan i desfan sense cap tipus de mirament, som els que racionalitzem després d’un desgavell. Per a nosaltres tot té una explicació i una raó que és indiscutible. A l’Univers no hi a res que ens faça ni una mica d’ombra i podem viure tranquils pensant que al remat un gos més o menys no li fa.

A l’altre costat de l’Atlàntic, allà en terres mexicanes, tinc uns familiars descendents d’un home del poble que un dia se n’anà a les amèriques i que, com n’hi hauran a milers pel món, tenen sensibilitat i respecte pels animals. Són unes persones amb interés per saber de Quatretonda, de conèixer les seues arrels i sovint entren a la pàgina de QD i a altres que parlen del nostre poble.

Un d’ells, net d’Emilio Oltra Carañana, m’envià un fotografia d’un gos i una carta que entre altres coses em deia:

«Pues en realidad no era mi perro. Sucede que hace tres semanas aproximadamente, voy en la noche por la carretera, porque iba a dejar a dos hermanas amigas de la familia, y veo como el auto que iba delante del mío golpea y proyecta a un perro, pero como iba circulando y era de noche, no logré ver bien el estado del perro, en realidad creí que estaba muerto. Al día siguiente fui a saludar a mi padre que vive en la orilla de la ciudad, muy cerca de la carretera, y decido pasar por donde golpearon al perro y el pobre estaba tirado en una cuneta (orilla de la carretera a donde pasa el agua) viendo para todos lados como espantado. Me paré, fui hacia él pensando en que estaría asustado. Me acerque lentamente, tuve intenciones de subirlo a mi vehículo, pero el perro se veía grande, le calculaba unos 40 o 45 kilos y creí que no lo podía levantar, no tanto por lo pesado si no por causarle dolor, porque tenía su cuarto trasero fracturado y su hombro del mismo lado dislocado; entonces fui por mi padre, porque él tiene algo de experiencia con los animales puesto que era el que estaba al cuidado de los del rancho que tenía mi abuelo Emilio y mi abuela Sara; entonces le amarramos el hocico por precaución, le acomodamos sus extremidades, lo cargamos y los subimos a la batea de su camioneta, y el perro nunca hizo gruñido alguno, ni el intento de mordernos, es como si supiera nuestras intenciones, incluso ya en la casa de mi padre, cuando le enyesamos su pata y le hicimos algunas curaciones, el perro se portó siempre muy dócil ya sin el bozal, de hecho le estaba buscando hogar porque desgraciadamente donde vivo no tengo espacio para tenerlo y no le había consultado a mi padre si lo quería y cuál fue mi sorpresa que me dice mi padre que quería quedarse con el perro, (me dio gusto saberlo, porque él tiene mucho espacio donde tenerlo). Hace tres días comenzó a caminar y cada vez que me ve llegar se pone muy feliz y me busca. De mi padre no se separa. Creo que va a ser un gran perro.

Es muy bueno saber esto que me cuenta tío, yo creo que sí viene de familia, porque mis primos y tíos cuando han podido han hecho por ayudar algún animal.

Saludos a todos por allá, un abrazo bien fuerte.
Iván».

Desconegut amic: et done les gràcies per haver llegit aquestes lletres del descendent d’un fill del poble —el que se n’anà tan lluny i del que encara hi ha gent major que se’n recorda—  que pel que veus és un jove que té sensibilitat i mereix nostre xicotet homenatge perquè va tornar a arreplegar el gos ferit.

Salva.

Pepe

El professor jubilat Pepe Romero-Nieva comparteix la seua filosofia i la seua poesia des d’ aquestes pàgines. Escriu, pensa i opina del món que li ha tocat viure i interpreta els fets els quals observa des de perspectives crítiques-constructives.