
PUESTO YA UN PIE EN EL ESTRIBO…

PUESTO YA UN PIE EN EL ESTRIBO…
Parafraseando a don Miguel de Cervantes te escribo, amigo Pepe, para recordarte aquellos consejos que don Quijote de la Mancha dio a Sancho.
Supongo que durante aquestos días que vivimos, interpretando a regañadientes las más de las veces, el papel que nos ha tocado en la comedia de la vida, no está demás releerlos para pedir al Cielo, o a los dioses del Olimpo ―qué más da―, que los que rigen la res publica, si lo tienen a bien, se los aprendan de memoria y los practiquen porque, todo puede ser, que aquellos, que depositaron su inocente y leal confianza en tan distinguidos próceres, desencantados arriben al hartazgo y la indeseada desafección haga mella en sus cansados espíritus.
Espero, inocente de mí, que compungidos nunca lleguen a implorarles, como todo fiel cristiano la hace en la Salve Regina cuando dice aquello de:
“A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”
¡Y ahora ya! Aquí tenéis los consejos apuntados ha unas líneas más arriba; aunque, si os fijáis bien, de todos los pecados capitales que se muestran, echo en falta la avaricia. ¿Por qué? Sólo don Miguel lo sabrá al igual como hizo con el “lugar de la Mancha que no quiso acordarse…”
Don Quijote de la Mancha .Segunda parte.Capítulo VIII .
Hemos de matar en los gigantes
a la soberbia; a la envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza, con andar por todas las partes del mundo, buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros. Como siempre, queda suyo afectísimo,
Salvador

Salvador Alberola és un lliurepensador que estima el seu poble.Des
de la llunyania difon el seu pensar i la seua concepció del món.És conscient de la realitat que l’envolta i amb el seu criteri i estil opina i desenvolupa el seu pensament. La poesia,l’assaig i «les coses del seu poble» es veuen reflectides en aquestes pàgines.
No me asuste que para sustos no estoy.Desde que nacemos todos tenemos el pié en el estribo.Muy expresiva la hermosa foto de los cactus, me recuerda a aquel olmo viejo hendido por el rayo…con el milagro de ésas flores arropadas bajo la vigilancia atenta…
Los de la res publica con llegar a la cima del mangoneo tienen bastante i nada les turba, que una vez que llegan no suelen mirar de donde vienen y solo piensan a donde van.Los consejos no sirven pa los que no quieren oir ni escuchar.Gimiendo y llorando.Y esperando el milagro.
Ha tiempo amigo mío que de milagros no veo ninguno, si acaso quizás el último fue cuando hice el papel de San Vicente Ferrer en el altar de la Iglesia del Pilar, eso sí que era propio de un taumaturgo, créame, porque ¿Cómo pueden unos infantes meterse en la piel de personajes que ni siquiera saben quienes fueron y, además, creerlo como si realmente ellos lo fueran?
Dichosa edad y dichosos siglos aquellos en que los antiguos dieron en llamar de oro, porque el oro, muy abundante en nuestras tierras…
Otra vez don Miguel se ha apoderado de mí y ya ve el resultado… Quizás la dura «confinación» nuble mi mente, o es el mago Merlín el que, con sus malas artes, me ha hecho beber una de sus pócimas y yo, inocente, creo vivir en otra época.
Lea, lea don José, que el leer es muy sano para el espíritu aunque, mucho más, es el escribir porque al hacerlo se viaja a un pasado o a un presente que solamente existe en la cabeza del escribidor pero, sabe bien vuestra merced que ayuda en grado sumo a aligerar las pesadas cargas que los hombres nacidos de mujer suelen sufrir cuando la libertad es sojuzgada por individuos que se creen «redentores».
Que haya aquí paz y, si ha caso, allá gloria.
Amén
Por si quiere recordar, aquí le dejo un pensamiento de don Miguel/Quijote
CUANDO don Quijote se vio en la campaña rasa, libre y desembarazado de los requiebros de Altisidora, le pareció que estaba en su centro, y que los espíritus se le renovaban para proseguir de nuevo el asumpto de sus caballerías, y, volviéndose a Sancho, le dijo:
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!
Don Quijote de la Mancha
Segona part
Capítol LVIII